El kale es una verdura que posee un color verde intenso muy característico, con hojas crujientes y fibrosas, que acompañan un sabor único. Es una de las plantas con mayores beneficios nutricionales y preventivos, ya que concentra una gran cantidad de vitaminas y minerales.
Dentro de sus minerales más destacados encontramos el hierro, elemental para vegetarianos y veganos, ya que evita la anemia y forma hemoglobina y enzimas que transportan oxígeno a todo el cuerpo, además de favorecer el funcionamiento del hígado.
De características alcalinas, antiinflamatorias y antioxidantes, es bajo en calorías, rico en fibras y contiene una mayor fuente de calcio que los lácteos con la ventaja de ser más fácil de absorber para el organismo. Gracias a su alto contenido de vitaminas A, C y K, su consumo frecuente activa el sistema inmunológico, favorece la visión, la hidratación de la piel y a la prevención de distintas enfermedades.
Para su preparación, luego de lavar las hojas suele recomendarse masajearlas por un momento para suavizar su textura. Se pueden comer solas, en ensaladas, en algunos guisos, al horno, con un toque de aceite de oliva, deshidratadas, en jugos verdes, en sándwiches y en wraps.