El brócoli (Brassica oleracea L.) pertenece a la familia crucífera, al igual que las coles de Bruselas y las coliflores. Originario de las costas del Mediterráneo y Asia Occidental, posee un sabor acre muy pronunciado y está compuesto principalmente por agua, por lo que el nivel de calorías aportadas al organismo tras su ingesta es mínimo.
Las características y propiedades del brócoli han logrado que sea conocido como “la hortaliza con mayor valor nutritivo” en relación al porcentaje de peso de producto comestible. Es un alimento rico en vitamina K, vitaminas del complejo B, vitamina A, vitamina E, hierro, magnesio, zinc, cromo, cobre, calcio, potasio, fósforo, proteína y fibra, y tan solo 100 gramos proporcionan más del 150% de la ingesta diaria recomendada de vitamina C.
Su alto contenido de ácido fólico hace que sea recomendado en la dieta de mujeres embarazadas. También encontramos en él una gran cantidad de
fitonutrientes, los que disminuyen el riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades del corazón y ciertos tipos de cáncer, y sus agentes antioxidantes colaboran en la formación del colágeno y de los huesos, dientes, glóbulos rojos y blancos.
Ya sea al vapor o crudo, puede consumirse de diferentes formas, como en sopas, guisos de verdura, en tortillas, tartas y salsas, salteado con ajo y aceite de oliva o como complemento en ensaladas.